jueves, 7 de mayo de 2009

Una rosa roja

Apretar el tallo de una rosa roja
apretarlo fuerte.

Sentir las espinas hundiéndose en la carne,

sentir la presencia del dolor,
la intensidad del dolor,
la pureza del dolor.

Mirar la rosa roja
sintiendo la carne lastimada,
sangrante.

Y seguir apretando,
apretando fuerte el tallo
de la rosa roja.

Y seguir sangrando
ya casi irrespetuosamente.

Y confiar en la belleza
de la rosa roja.

Confiar lo suficiente
en la belleza de la rosa roja

para seguir apretando fuerte
el tallo y sus espinas
y
sangrar,
sangrar, sangrar.

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